Suikoden 2
- Plataforma: PlayStation
- Desarrollador: Konami
- Género: RPG
- Lanzamiento: 17 de diciembre 1998
Argumento
En un mundo desgarrado por guerras entre reinos, Suikoden II nos pone en la piel de un joven soldado del Unicorn Youth Brigade, una unidad militar del Reino de Highland. Junto a su mejor amigo Jowy Atreides, ambos se ven envueltos en una trampa mortal orquestada por el príncipe Luca Blight, un despiadado y cruel comandante que busca desatar una guerra total con los estados vecinos.
Tras escapar milagrosamente, el protagonista y Jowy toman caminos separados, y sus destinos se entrelazan con el de la mítica Runas Verdaderas, artefactos mágicos que otorgan poder inimaginable, pero también exigen grandes sacrificios.
A medida que el conflicto se intensifica entre Highland y la Alianza de Estados de la Ciudad-Estado de Jowston, el protagonista se verá forzado a liderar una rebelión, construir su propio ejército y encontrar a las 108 Estrellas del Destino, individuos únicos que lo ayudarán a cambiar el destino del continente.
Analisis
En una época dorada para el JRPG, Suikoden II no solo se limitó a ser una secuela digna, sino que dio un paso adelante para reclamar su lugar en el Olimpo del género. Partiendo de la sólida base del primer título, esta entrega lo mejora todo: narrativa, sistemas jugables y emotividad. El resultado es una obra maestra que permanece grabada en la memoria de quienes se atreven a recorrer su cruda historia.
Lejos de los cuentos clásicos de luz contra oscuridad, Suikoden II nos presenta un relato más maduro, cargado de grises morales, donde la guerra no deja vencedores, solo cicatrices. Cada avance en busca de la paz deja a su paso un reguero de sangre, dolor y decisiones imposibles. El juego no edulcora el conflicto: lo muestra como algo inevitable, inútil y devastador.
Lo que verdaderamente eleva la narrativa es la relación entre los tres protagonistas principales. Su vínculo, forjado en la infancia y puesto a prueba por la guerra y la política, es un canto a la amistad, al sacrificio y a los sueños compartidos. Una ópera prima de emociones, en la que el jugador se ve constantemente interpelado: ¿Qué estarías dispuesto a ceder por el bienestar de quienes amas?
El título también premia a los veteranos del primer Suikoden con momentos memorables: personajes conocidos que regresan, y la posibilidad de importar la partida guardada para reencontrarse incluso con el protagonista anterior.
El combate por turnos se mantiene fiel a la fórmula clásica, pero se siente más ágil y equilibrado. El uso de combinaciones entre personajes (unite attacks), las runas mágicas, y la gestión de formaciones ofrecen profundidad sin complicaciones innecesarias.
A esto se suman dos mecánicas distintivas que enriquecen la experiencia:
- Los combates de ejércitos, ahora convertidos en un sistema de estrategia por cuadrícula, reminiscentes a títulos como Fire Emblem. Las decisiones tácticas importan y cada unidad cuenta, dándole al conflicto una dimensión más global.
- Los duelos 1 vs 1, menos frecuentes pero cargados de tensión narrativa, se resuelven en una especie de piedra-papel-tijera emocional que requiere leer al enemigo y entender el contexto.
Y por supuesto, el reclutamiento de las 108 Estrellas del Destino sigue siendo uno de los mayores placeres del juego, combinando exploración, minihistorias y un delicioso toque de coleccionismo.
Gráficamente, Suikoden II es un prodigio del pixel art. Las animaciones en combate son suaves y expresivas, los escenarios están llenos de color y detalle, y cada personaje tiene una personalidad visual propia, aunque hable solo una línea. Pocos juegos en 2D logran transmitir tanta vida.
Pero si hay algo que merece ovación cerrada, es su banda sonora. La música compuesta por Miki Higashino es majestuosa: melancólica, épica, íntima. Acompaña cada momento con una sensibilidad que eleva la narrativa y deja huella. Es de esas que se quedan contigo mucho después de haber terminado el juego.
Suikoden II no es solo un gran JRPG: es una experiencia imprescindible para cualquier amante del género. Tiene alma, tiene mensaje, y tiene corazón. Es un testimonio de que los videojuegos pueden explorar los rincones más complejos del alma humana, sin dejar de ser divertidos y adictivos.
Es un viaje que habla de guerra, pero también de esperanza. De pérdida, pero también de amor. Un clásico atemporal.
Lo mejor
• Historia
Lejos de los arquetipos clásicos del bien contra el mal, Suikoden II presenta una historia profundamente humana, donde las motivaciones de cada bando están cargadas de razones políticas, heridas emocionales y conflictos internos. La narrativa trata la guerra con una seriedad inusual en su época, mostrando sus consecuencias más dolorosas sin romantizarla. No hay ganadores, solo supervivientes. La historia evoluciona con un ritmo medido pero implacable, regalándonos momentos de gran carga emocional y decisiones que marcan el curso del juego y del corazón del jugador.
Uno de los elementos más impactantes es la figura de Luca Blight, príncipe de Highland y símbolo del horror que puede generar la guerra en una mente rota. Luca no es el típico villano carismático ni el antagonista “cool” de manual: es un monstruo. Un sádico sin redención, capaz de masacrar a su propio pueblo, de humillar antes de matar, y de convertir la crueldad en espectáculo. Su presencia en pantalla incomoda, angustia, y eleva el tono del juego a terrenos muy adultos. Es la encarnación del odio desatado, una fuerza de destrucción pura que deja claro que a veces el enemigo no necesita justificación: solo existe para consumirlo todo.
• Personajes
Pocas veces un JRPG consigue crear una red tan rica de personajes memorables como Suikoden II. Desde los protagonistas hasta los secundarios más humildes, cada rostro tiene historia, voz y propósito. El núcleo emocional lo conforma el triángulo entre el héroe silencioso, Jowy y Nanami: una relación que explora la lealtad, el sacrificio y los caminos divergentes de quienes se aman pero se ven arrastrados por fuerzas más grandes. Además, el sistema de las 108 Estrellas del Destino convierte a cada reclutado en una pequeña pieza de un puzle emocional enorme, donde cada historia suma al todo.
• Sonido
La música de Suikoden II, compuesta por Miki Higashino, es sencillamente inolvidable. Cada pista está pensada para acentuar el estado anímico del momento: desde la épica de las batallas hasta la melancolía de las despedidas. Melodías como “Reminiscence” o “Gothic Neclord” se han convertido en iconos sonoros para los fans, por su belleza y carga dramática. El uso del silencio también está muy bien manejado, reforzando escenas clave. Es una banda sonora con identidad propia, que no acompaña el juego: lo eleva.
• Gráficos
En un tiempo en que muchos juegos daban el salto al 3D, Suikoden II apostó por el 2D tradicional… y acertó de lleno. El arte pixelado es detallado, colorido y vibrante, con sprites llenos de personalidad y escenarios que, aunque sencillos, están cargados de vida. Las escenas clave están cuidadosamente animadas, y el diseño de personajes combina rasgos clásicos del anime con una variedad notable para el elenco. La dirección artística consigue que el juego no solo envejezca bien, sino que hoy se vea encantador y con carácter propio.
• Jugabilidad
Suikoden II destaca por su equilibrio entre profundidad y accesibilidad. El combate por turnos es clásico pero efectivo, con mecánicas como los ataques combinados (Unite) y las Runas que añaden variedad táctica. Pero lo que lo hace especial es la variedad de sistemas que se integran sin forzar: batallas tácticas de ejército al estilo Fire Emblem, duelos uno contra uno cargados de tensión, gestión de una base con mejoras y actividades, y el ya citado reclutamiento masivo que fomenta la exploración y el apego. Nunca se siente repetitivo. Cada sistema está bien implementado y aporta algo distinto a la experiencia general.
Lo menos bueno
• Ritmo algo lento al inicio
El juego se toma su tiempo en arrancar. Las primeras horas, centradas en el conflicto local del protagonista y en presentar la situación política, pueden parecer algo lentas o poco urgentes. Aunque es comprensible —y necesario— para construir la escala del drama posterior, puede hacer que algunos jugadores tarden en engancharse si no están acostumbrados a las historias cocinadas a fuego lento.
• Viajes y gestión de mapa mejorables
A lo largo de la aventura, habrá momentos en los que el juego exige repetir trayectos sin muchas variaciones, especialmente al buscar personajes o avanzar en la historia. La falta de un sistema de viaje rápido durante buena parte del juego puede hacer que algunos desplazamientos se sientan innecesariamente largos. Además, la gestión del mapa es, como poco, peculiar: el propio mapa del mundo no está disponible de forma predeterminada, sino que necesitas reclutar a un personaje específico para tener acceso a él… y el juego no te lo deja claro.
Como curiosidad, lo que me pasó a mi en este apartado… Después de uno de los primeros eventos más importantes del juego, puedes conseguir uno de los personajes que forman las 108 Estrellas, y que curiosamente es el que se encarga de crear el mapa. Sin este personaje, estás literalmente sin mapa. Pues bien, llegué al final del juego con 107 personajes, y llevaba un buen rato pensando ‘qué raro que no tenga mapa en este juego’… y efectivamente, el que me faltaba era justo ese. Me pasé todo el juego sin mapa, literalmente.
• Menú e inventario
La gestión de objetos y equipamiento sigue siendo uno de los puntos más flojos del juego. Al igual que en el primer Suikoden, cada personaje tiene su propio inventario limitado, lo que obliga a hacer malabares constantes para mover objetos entre ellos o repartir equipo de forma eficiente. Es cierto que en esta secuela el sistema se ha vuelto ligeramente más intuitivo, con accesos algo mejor organizados y un flujo más ágil en algunos menús, pero la mejora no es suficiente.
En mazmorras largas o combates exigentes, esta limitación puede tornarse frustrante, especialmente cuando necesitas usar objetos curativos o cambiar equipamiento rápidamente. A día de hoy, se siente anticuado, y sigue siendo una asignatura pendiente arrastrada desde el primer juego, que no termina de solucionarse del todo en esta entrega.
Valoración: 


y media (rozando la perfección)