Por supuesto que el trabajo en ocasiones es el detonante de amargarle a alguien la vida hasta tal punto que no sabe qué hacer como para volver a estar al menos tranquilo.
Por mi parte desde nano me encantan los coches como ya había mencionado en mi anterior y larga respuesta. Gracias a esa pasión y a que mi padre su trabajo fue en primer lugar pintor en Renault montó su primer taller de reparación de chapa y pintura yendo yo al acabar las clases al taller hasta cerrar el negocio, por aquel entonces se quedaba hasta las 10 e incluso 11 de la noche para avanzar el trabajo.
Era un sinvivir para él pero no se quejaba al ser también el medio de vida junto al de mi madre trabajando en una joyería, pero realmente era ella que al acabar su horario se iba al taller a la oficina para llevar a cabo todo el entresijo del negocio.
Al fallecer mi padre el 11 de junio del año 1984 fue ella quien tomó las riendas mientras yo estaba en el politécnico tras salir del centro de estudios acabando EGB, pero en dicho politécnico y el lugar donde se encontraba no me gustaba nada hasta que decidí por mi parte a los 18 años dejarlo atrás e irme a ayudar al taller a mi madre al menos con el acabado de los coches.
Estos, al encantarme e ir conociéndolos in situ aparte de hacer unas pocas horas los sábados por la mañana en Porsche-Saab de la época frente a estar desmontando y montando un motor de un Seat 600 como práctica en el instituto en su rama mecánica, aprendiendo mucho más con todo vehículo deportivo y especial que entraba en Porsche pues el interés fue en aumento.
Tras los años como en todo trabajo uno termina hartándose pero en mi situación no era de los propios coches, al contrario, más me gustaban y al entrar en ellos para organizar sus lugares de trabajo como digo conociéndolos y probándolos para aparcarlos, tras la reparación de los importantes accidentes que tenían unido a toda clase de vehículos que trabajábamos por parte de compra-venta en principio, compañías de seguros, casas oficiales y particulares el nivel de los mismos fue en aumento, desde la citada Porsche y Saab pasando por Alfa Romeo y Volvo, luego incluso trabajando con Opel, Toyota y Chrysler y el concesionario montado por parte de un buen cliente que ya de por sí anteriormente nos entregaba todo Alfa y Volvo.
Estos fueros coches de la talla de Rolls Royce/Bentley, Ferrari y demás super deportivos, como digo conociendo de primera mano un 348 GTB, un Testarossa, Módena, Bentley Eight, y tras también trabajar con Tempe pues su dueño nos traía su Audi S8, Maserati GT, Jaguar KK8, etc conllevando a ver coches que jamás hubiera conocido de manera directa.
Ese hartazgo venía con situaciones generadas con clientes que querían hacerte caer en la trampa diciendo de que esto no lo tenía, que esto no se había reparado, y ciertas tretas de las cuales encima en ocasiones para no perderlo pues uno se callaba terminando por hacer la mentira que salía de su boca.
Luego el empeño constante de las aseguradoras en querer beneficios a toda costa para ellas como una mano de obra barata, el querer implantar su marca de pinturas cuando nosotros trabajábamos ya con una y sobre todo esa supremacía de como que iban los peritos a heredar de ellas, tal cual los fanáticos de PlayStation, y es el detonante aparte de otros factores de dejar el negocio y gracias a ello pese a no ver ya de por sí toda novedad de los vehículos aparecidos en el mercado como comento esa felicidad fue en aumento al dejar atrás el trabajo y sus mafias de alrededor.
Gracias también a mi madre que compró en base a ese trabajo para las situaciones difíciles como varias crisis sufridas pues al venderse algunas propiedades estuvimos siempre cubiertos y ahora pues bueno, tranquilos y viviendo sin preocupaciones al habernos quitado igualmente todo pago de hipoteca de hace años que arrastraban a mi madre por la calle de la amargura en muchas ocasiones ya que ella desde siempre el pagar fue su objetivo.
Creerme que jamás ningún trabajador esperó siquiera un solo día en cobrar su nómina.