Por mi experiencia sobre los primeros Nissan Patrol tratándose del de un vecino llevándolo desde donde vivo para reparar hasta el taller, que eran unos quince kilómetros a recorrer y, a deciros la verdad es uno de los coches que más inseguridad me ha transmitido en carretera, no me aportaba una buena sensación de transmisión su dirección con la carretera, una dirección con la que para girar debía de girar bastante el volante aparte de que el diámetro de giro dejaba que desear igualmente una cosa exagerada, seis cilindros que vamos, para hacerlo correr necesitaba un buen tramo de impulso y luego conllevando a esa inestabilidad que jamás vi en ningún otro coche del estilo.
Como segundo vehículo por aquella época fueron los Alfa Romeo 164, una gran berlina tope de gama de la marca que a diferencia de los Saab 9000 turbo, Volvo 960 turbo y otros grandes coches similares también noté como que la estabilidad que ofrecían los demás no tenían ni punto de comparación con la de este Alfa produciéndome también tal inseguridad que vamos, aplomo en la carretera ni por asomo.
Lo mismo que cuando se lanzaron al mercado los últimos Toyota Celica con respecto al anterior como Carlos Sainz, este sí era un coche con aplomo, tracción total que iba sobre railes.