Yo no estoy de acuerdo con mucha gente que dice que a los juegos retro hay que jugarlos en su momento o es imposible valorarlos.
En ese caso tampoco podríamos apreciar el cine o la música o mil otras expresiones artísticas que han cambiado y evolucionado con el tiempo.
Yo empecé a jugar en SNES y he vivido todo el proceso de la historia de los videojuegos desde la 4ª generación. Soy capaz de entender el impacto de las cosas anteriores pese a no jugarlas y conocer el por qué de las posteriores porque estoy al día. Todo es cuestión de tener criterio e involucrarse en la crítica constructiva.
Mi primer FF fue el 8 y con los años probé el 7 y se convirtió en mi favorito de todos tiempos y lo considero, sin duda, el mejor juego de la historia.
De chaval nunca jugué a Mega Drive o Dreamcast porque nadie tenía esas consolas en mis círculos de amigos y tuve que disfrutar de cosas como Shenmue ya de muy adulto. Juego, por ejemplo, con mecánicas durísimas y ortopédicas comparadas con hoy en día, pero que me pareció una obra maestra pese a haber probado ya cosas de PS4.
Lo que quiero decir es que comparar y criticar con argumentos es perfectamente posible sea la generación que sea, viejos o nuevos. Puedes perder la perspectiva social subjetiva si no lo viviste en su momento, pero perfectamente puedes entenderla de manera objetiva.
Yo no viví la llegada del tren a la estación de los hermanos Lumiere, y soy PERFECTAMENTE capaz de entender lo que significa y no diría que “le falla el guion y es corta”, porque sería hacer el ridiculo.
Yo me gano la vida como crítico de música, y cuando yo nací, la mitad de los grupos que idolatro ya estaban disueltos o con sus miembros muertos. ¿En que impide eso que alguien valore en 2020 a King Crimson o The Beatles por primera vez si un chaval de 10 años los acaba de descubrir?
Mi crítica de SMW está basada en lo que el juego ofrece tanto a día de hoy como en su momento, teniendo en cuenta el paradigma social y técnico del momento de su salida. Y aún nadie me ha podido rebatir argumentando todo lo que he dicho.