Hoy es un gran día, exactamente en este día hace 31 años se publicó para MSX el primer juego de la saga, Metal Gear.
Una saga que ha hecho las delicias de todos, gracias a su autor Hideo Kojima que fue un visionario ya en MSX y que con el paso a las 3D en Play Station consiguió crear un género propio que le llevó a la fama más absoluta y a trascender en la industria de los videojuegos junto a una compañía, Konami, que por aquel entonces se dedicaba a la creación de obras de arte y de joyas atemporales cual rey midas, convirtiendo en oro todo aquello que tocaba.
Mucho ha llovido desde aquel entonces, hasta el divorcio de lo que parecía una relación idílica entre Hideo y Konami, pero al menos hemos disfrutado de una saga maravillosa que en no mucho será llevada al cine de la mano de Jordan Vogt-Roberts, al que le deseamos más suerte que al último juego de la franquicia, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, y que al último spinoff, Metal Gear Survive.
Esta saga, particularmente, significó uno de mis primeros acercamientos al mundo del coleccionismo, si no el primero, cuando tras disfrutar muchísimo en el 98 de Metal Gear Solid, salió en 2008 Metal Gear Solid 4 y me puse a jugarlo. Fue un juego que me capturó de principio a fin, un juego que fue una auténtica experiencia jugable, con partes de mucha acción y otras secuencias que te acercaban a formar parte de una película interactiva, que a modo de colofón cierra las líneas argumentales del protagonista de la saga, Solid Snake.
Posteriormente quise poder comprender mejor esta obra maestra consiguiendo el Metal Gear Solid 2 y el Metal Gear Solid 3 y jugándolos posteriormente. Es curioso que tuvo que ser un amigo el que me llevara a jugarlos en 2010 en una época en la que estaba un poco de bajón, un día se quedó a dormir en el sofá de casa y cuando volví del trabajo se había montado la PS2 y se había puesto a jugar al MGS2, total, que tuve que ponerme a pasármelo. Tras la enganchada con este juego decidí continuar con el MGS3 y al terminar este decidí ponerme a jugar de nuevo el MGS4, entendiendo muchísimo mejor todo lo que pasaba y cómo se cerraban los hilos. Nunca olvidaré las últimas escenas con Liquid, para mi algo sublime, así como la lucha final en la cubierta del submarino, que pone los pelos de punta sólo con recordarla.
Una saga como esta, además, no podía contar más que con una banda sonora que esté a la altura y es que está plagada de temas épicos que ambientan la historia de manera que nos sumergen hasta transmitirnos emociones. No creo que nadie se haya olvidado tras haberla oído de temas como “The Best is yet to Come” en MGS1, “Don’t Say Goodbay to Yesterday” de MGS2 o “Snake Eater” y “Way to fall” en MGS3…
En fin, son tantos los momentos que tiene esta saga que es imposible rememorarlos todos, desde los recuerdos de Snake sobre Shadow Mosses hasta los combates de MGS contra Gray Fox o Psycho Mantis… obviamente cada uno tendrá sus momentos preferidos en la saga, pero todos coincidiremos en que esta saga es una de las culpables de que el mundo de los videojuegos haya llegado a hacerse tan masivo.
Por todo esto, no puedo más que darle las gracias a Konami y a Hideo Kojima por haber creado esta obra de arte en forma de saga de videojuegos que tantas horas me ha hecho disfrutar, hasta el punto de ayudarme a superar la ruptura de una relación!