Un poco mitificada la tranquilidad del pueblo. Al menos si vives en una aldea que no es un dormitorio de una ciudad, o bien una casa más aislada, sino una aldea donde hay gente que ha vivido ahí toda la vida y tiene la actividad propia del rural. Los inconvenientes son otros diferentes de los de la ciudad pero existen.
En cuanto a ruidos, de desbroces hasta cañones de gas para espantar jabalíes o pájaros por temporadas, tractores, motosierras, conciertos al unísono de todos los perros del vecindario etc. Y donde si bien no hay humo de coches hay sulfatos, olores ocasionales de vertidos de granjas porcinas, herbicidas y pesticidas… Y no estoy hablando de una zona de grandes explotaciones, sino de gente que realmente no vive de estas actividades pero forman parte de sus rutinas anuales por tradición y seguramente un poco por inercia también.
Otros inconvenientes son la falta total de servicios y tiendas, depender del coche para absolutamente todo, y que en todo el invierno no merece la pena salir de casa salvo para coger el coche e ir a algún lado. Y si, hay escasez de niños y es complicado coordinarte con otras familias para que los niños jueguen juntos cuando tienes que desplazarte kilómetros, ya que en el único colegio de un ayuntamiento de 55km2 hay 40 alumnos.
Tampoco se presta a andar por ahí de noche en general, por falta total de iluminación más allá de los límites de la aldea, y aunque no son peligros constantes ni mucho menos, puedes tener encontronazos con jabalíes y/o perros sueltos poco amigables.
Una vivienda unifamiliar tiene sus indiscutibles ventajas pero también requiere de mucha atención y mantenimiento, especialmente si está azotada 9 meses al año por la lluvia y el viento.
Luego, yo sudo bastante de todo, pero se está inevitablemente más sometido al escrutinio y cotilleo por parte de los vecinos, donde todo el mundo conoce a todo el mundo y las señoras de los visillos prácticamente hacen agendas con la actividad diaria de los vecinos, todo el mundo es bastante tradicional y cualquier cosa que se salga de lo típico les parecen excentricidades.
Estas entre otras son las realidades que vivo, solamente estando a 20 minutos de la ciudad donde viví la mayor parte de mi vida. Es un entorno y un día a día muy diferentes.
No estoy diciendo que sea peor. Tiene sus muchas ventajas también, pero no es tanto un remanso de paz como a veces el urbanita medio se piensa, y tiene sus complicaciones e inconvenientes.