No soy un experto en el proceso de “grading” de videojuegos, ni nunca he considerado realizarlo. Sin embargo, tras leer sobre el tema, entiendo que, en esencia, se paga para certificar que un juego es original y, dependiendo de su estado, recibirá una calificación más alta o baja. En teoría, este procedimiento parece una manera válida de catalogar los videojuegos según su rareza.
Sin embargo, surgen varias preguntas importantes: ¿quién determina que esa calificación corresponde realmente al estado del juego? ¿Cómo podemos confiar en que los números que indican la cantidad de unidades de un juego son precisos, si muchos coleccionistas que poseen auténticas rarezas no gradean sus juegos.
Además, hemos observado que varias empresas dedicadas al grading han surgido de individuos sin experiencia previa en el campo, lo que genera incertidumbre sobre la fiabilidad del sistema. A esto se suma que cada empresa utiliza sus propios criterios para calificar los juegos. Si existiera una base de datos común y contrastada (dentro de lo posible), la práctica del grading tendría más sentido. Como mencioné antes, es probable que haya muchas unidades de juegos desconocidas, lo que dificulta tener una estimación precisa. Si se tomaran en cuenta estos aspectos, la justificación para el grading tendría más fundamento.
En cuanto a la conservación de juegos raros, tiene sentido en el caso de aquellos que tienen varias décadas o que existieron antes de la implementación de normas de conservación, como las que mencionaba @heroedeleyenda. Hoy en día, la cultura en torno a los videojuegos y su conservación está mucho más desarrollada que hace 40 años. Y por tanto esta excusa se tambalea.
El grading de videojuegos sigue siendo una práctica aún en sus primeras etapas. Además, es importante señalar que la motivacion por la que se gradean algunos juegos está sujeta a la subjetividad y el criterio de la persona que decide hacerlo. Si bien las sagas más icónicas e influyentes de la historia se valoran de manera más objetiva, calificar títulos como Detective Pikachu o Mario Kart Wii, por ejemplo, no tiene tanto que ver con la preservación del videojuego en sí, sino con la intención de aumentar el valor (no me refiero a valor monetario) de una pieza que, para el coleccionista, tiene un valor mucho más allá del puramente coleccionista.
Para concluir, está claro que cada quien es libre de coleccionar como más le guste, y no hay nada de malo en eso. Sin embargo, no podemos considerarnos los “verdaderos” coleccionistas solo porque entendemos lo que implica gradear un juego. Como se ha mencionado aquí, hay casos donde se sabe que ha habido manipulaciones en las ventas y en la valoración de juegos, haciendo que los precios suban de forma irreal.
P.D. Para los que creen que el grading es lo máximo en el coleccionismo: si tuvieras frente a ti, como mencionaba @shanchez1994, un Ocarina of Time precintado con tira roja, gradeado en estado top, y al lado uno en un estado incluso mejor pero sin gradear por el mismo precio, ¿por cuál te decidirías?