Yo siempre preferiré el formato físico tradicional, y por tradicional me refiero a aquel donde todo el contenido del videojuego se encuentra en el interior del cartucho o disco sin necesidad de una descarga posterior de contenido.
Con el videojuego en formato físico tradicional, se obtiene una notable pléyade de ventajas sobre el digital:
♤Somos dueños absolutos del valor jugable del juego por el que pagamos.
Al ser dueños absolutos de lo que pagamos, el rejugar o no ese juego en el futuro depende 100% de nosotros, es decir, de cómo conservemos el hardware asociado a nuestro software físico y el mismo disco o cartucho en sí. Nada más. No dependemos de servidores ni de que una compañía entre en quiebra y se pierda toda nuestra biblioteca digital de videojuegos. Tampoco dependemos de internet para mantener optimizada nuestra plataforma de juegos.
♤Somos dueños absolutos del valor coleccionable del videojuego. Con el paso del tiempo desde su adquisición, el juego podrá aumentar de valor coleccionable en relación a su estado de conservación y otros factores externos como reconocimiento generalizado de su calidad jugable, rareza en la distribución, ser de una determinada tirada o edición limitada, etcétera. Nadie más que nosotros mismos, tendrá la libertad absoluta de conservarlo o venderlo. Por tanto, cuando comprábamos en el pasado un formato físico tradicional, comprábamos una absoluta soberanía personal sobre la unidad. En el formato digital, todo eso queda eliminado de la ecuación.
♤Otro punto a favor del formato físico tradicional es el valor artístico material asociado a la compra. Compramos objetos que en mayor o menor medida guardan una belleza material absolutamente evidente y externa al programa/o parte jugable en sí. Es una belleza tangible y valorable. Y aquellos que valoramos las obras de artistas como Shinkiro, Greg Winters, Greg Martin, Yoshiaki Yoneshima y un infinito etcétera, podemos usar esa belleza para disfrutarla decorando una estantería, una vitrina, o a través de un poster incluido en el juego o similar. También citar la belleza de unas artes serigrafiadas en un disco óptico o en el sticker de un cartucho. Todo eso se pierde cuando el mundo del videojuego se convierte en un mundo digital.

Y por último:
♤El valor como objeto en sí. Cualquier objeto lleva asociada la capacidad de ser envuelto en papel de regalo, generando una serie de recuerdos, a veces asociados a familiares que ya no están, a amigos que fallecieron (como es mi caso con mi padrino en el mundillo NEO-GEO).
Ni os imaginais lo que siento al coger con mis manos un cartucho de Fatal Fury Special o de Art Of Fighting, el cual vinculo a mi amigo Kike, o cuando toco con mis manos mi unidad de STREETS OF RAGE regalado por mis padres en 1992. Toda esa capacidad de guardar recuerdos asociados a un videojuego, se pierde cuando la industria se vuelve digital.
El futuro al que se dirige la industria es el que es, y por suerte para los que lo vivimos, el pasado también.
Un saludo! 