Buenos días.
Para empezar, cabe aclarar que nunca he tenido ninguna conexión real con el retro. Recuerdo haber tenido una PS2 en mi casa, pero su uso fue más bien anecdótico. Pero, generalmente, salté de una Wii (desconociendo la consola virtual) a una PS4. Pero siempre he estado interesado sobre la historia de los videojuegos, y llegué a tener juegos como Wolfenstein 3D y Doom instalados en el ordenador mediante alguna web piratilla. Pero, aparte de eso, no podría decir que cree una gran conexión hacia los clásicos.
No fue hasta 2020, en plena pandemia, que decidí instalar Snes9x para jugar a juegos como Super Mario World, Castlevania IV, F-Zero… En este punto, ya habían pasado años desde la última vez que jugué a cualquier IP de Nintendo. Me acuerdo que fue una experiencia muy refrescante, ya que esos juegos catalogados como “viejos” tenían un diseño de niveles y gameplay atemporal.
Desde aquel momento, empecé a decantarme más hacia los clásicos, y, cuando podía, coleccionarlos. Diría que el 75% de mi colección son juegos de sexta generación hacia arriba. Y es una lástima, ya que material de PS1 hacia abajo es prácticamente inexistente donde vivo. Y si llega a haber, suelen ser precios abusivos o fuera de mi presupuesto…
Actualmente, estoy centrado en Game Boy, MegaDrive y PS1. Y aun pudiendo encontrar material de vez en cuando a precios muy competentes, para mí, resulta básicamente inalcanzables cosas como un Metal Gear Solid, Golden Sun o un Symphony of The Night. Por eso, suelo utilizar cartuchos de alta mar y emuladores para poder experimentar estos juegos, ya sea en su hardware original o no.
¿Cuál es mi opinión sobre el mercado inflado de clásicos? Creo que, en un momento u otro, la gran mayoría (yo incluído), nos cegamos por los santos griales y vemos nuestras colecciones como cosas incompletas… Pero creo que es mucho más sano mirar todo lo que hemos adquirido durante todo este tiempo, y apreciar las joyas que tenemos en nuestras colecciones.
Gracias por leer