No sé cómo has calculado esos porcentajes (ni a qué año corresponden, aunque asumo que es 2020), pero Sanidad y Educación suman 15% y 9,25% respectivamente, asumiendo que el total de partidas estatales y autonómicas bajo dichos epígrafes tienen un uso efectivo que podamos atribuir a la atención sanitaria y la formación académica (de ahí que mencionase antes que hay que hilar muy fino, pues con el desglose de las partidas se ven usos no tan ortodoxos de las mismas). Esto computa, siendo generosos, un 25%. ¡Pero hay truco! ¿Y dónde está? En que el desglose de gastos no especifica el total de pasivos del Estado (sin contar otras administraciones públicas) que es de aproximadamente un 115% de PIB estatal anual, procedente esencialmente de los pasivos de empresas públicas, rescates variopintos, inyecciones de dinero público para la compra masiva de votos, administraciones despilfarradoras, infraestructuras innecesarias y cómo no, de los propios intereses devengados ¿Impresionante, no? Eso suma unos 27000€ por ciudadano, en promedio, por lo que la suma total de pasivos deja las partidas antes mencionadas en porcentajes ridículos. Ahí es donde van a parar nuestros impuestos. Las pensiones darían para un capítulo aparte de una novela de terror.
En cuanto a si a ti te gusta pagar más o menos impuestos, esta es una cuestión muy relativa, pero por norma general, para generar dinero es necesario realizar esfuerzos, inversiones y asumir riesgos. Los impuestos distorsionan gravemente las recompensas obtenidas ante estos inputs, forzando a que existan negocios o fuentes de ingresos que por su valor en riesgo y su frecuencia de devengos, no resulten rentables y por lo tanto deban ser llevadas a cabo fuera de nuestras fronteras. Si cada vez que gano el estado me arrebata una porción enorme pero cada vez que pierdo no obtengo una compensación, puede ocurrir que el valor esperado de mis operaciones termine siendo negativo. Y eso es una realidad constatable.
Sobre si el tipo marginal del 50% no existe, te diré que si sumas impuestos indirectos y directos, especialmente añadiendo el IS antes del IRPF, verás que el tipo marginal en el último tramo supera con creces dicho porcentaje, a lo que habría que añadir que un IVA tan alto es un palazo para las familias más humildes, que ven como deben destinar una gran parte de su salario a consumo y este se termina gravando a un 17% aproximadamente (que es el peso del 21% extra sobre el total del bien adquirido). Yo no creo que sea justo para nada.
E igualmente, por hacer una analogía, la cuestión de fondo ya no es tanto de porcentajes, sino de eficiencia. No sólo cuenta cuánto invertimos, sino si ese dinero tiene un destino efectivo. La administración pública podría automatizarse y ser mucho más eficiente, ganando en tiempo y dinero. Eso bajaría el porcentaje dedicado a las partidas, pero mejoraría con creces el ratio de eficiencia. Y voy a esto porque yo también apoyo el acceso universal a educación y sanidad, pero una cuestión que me resulta sorprendente es que siempre se plantee el debate entre público y privado como una dicotomía, cuando existen modelos mixtos de gran éxito. ¿Qué ha ocurrido en España? Que en muchas ocasiones hemos recogido lo peor de ambos sistemas. ¿Por qué? Porque es posible un modelo de cheque, donde la financiación la garantice el Estado y la provisión la ofrezca el sector privado siempre y cuando el ciudadano pueda elegir, que es lo que se practica en la sanidad alemana, y que termina traduciéndose en una eficiencia mucho mayor. Aquí tenemos un modelo inverso (que gusta mucho al PP), que es de financiación semiprivada (copago) y provisión monopolística, forzando la falta de competencia y manteniendo unos precios carísimos. Pero no me enrollaré.
Para finalizar, lo de las fundaciones para desgravar es un absoluto mito. Desgravar desgravan, pero sumando la donación y la reducción en cuota pagas más que tributando de forma ordinaria.
Yo entiendo y admiro la buena intención de quien quiere construir y contribuir a una sociedad mejor, pero creo que lo propio es llevar a cabo esas acciones desde la iniciativa civil y no sometiéndose a un Estado opaco, corrupto y derrochador para el que por algún motivo nadie pone nunca el ojo crítico. Es como si al hijo que se pule los billetes del padre, en lugar de darle una reprimenda para que sea más comedido y sepa gastar mejor, le dices que debe sacarle más euros de la billetera a su viejo.
Un saludo como siempre 