Bien, primero de nada quiero decir que todos aquellos trolls del foro, incrédulos, envidiosos, moderadores que no moderan, coleccionistas enervados y demás fauna guarden un poco de respeto a lo que voy a contar.
La noche buena la solemos celebrar con las primas de mi mujer y sus respectivas parejas, en esto que la de este año año ha tocado en mi casa. Normalmente hacemos lo típico, una cena de pica-pica y un amigo invisible con regalos que no excedan de 100€. Supongo que muchos pensareis, igual que yo, que estos planes son un coñazo, sin embargo esta vez había un jugoso aliciente y era nada más y nada menos que la presentación en público del nuevo novio de Eva, la prima que hacía tiempo que no levantaba cabeza debido a una separación un poco traumática. Y además, según mi mujer, el susodicho en cuestión (Francesc) era “friki como yo”. Pues muy bien -me dije- vamos a verlo.
Después de cenar y conversar en plan “small talking” sobre cosas insustanciales nos dispusimos a abrir los regalos. Cesc me comentó que estaba haciendo un MBA pero se le había atragantado un poco. Este detalle es relevante, por eso lo menciono. Me pareció un buen tipo, algo callado y modosito pero alguien con el que no se te atraganta el jamón al escucharlo. Así que… bultos en el suelo y a romper envoltorios se ha dicho cuando llegó el momento de descubrir los regalos!
El amigo Cesc se llevó la mejor parte con una SNES mini (imponente al lado de la colonia que me había tocado a mi). Ni cortos ni perezosos enchufamos la consola, mientras los otros dos hombres charlaban de fútbol. Nos marcamos unas partidas al Super Mario World, Contra 3, F-Zero… muy bien, la verdad. Entre pausas me dijo que le daba muchísimo a la PS4 y a la Switch y le estaba picando el gusanillo de empezar a comprar consolas y juegos retro. Le contesté que yo coleccionaba Neo·Geo AES.
- ¿En serio? AES? - dijo Cesc-.
- Sí, tengo una pequeña colección -respondí-.
Normalmente no me gusta enseñar el humilde material que tengo porque lo considero algo muy mío, muy personal. Pero Cesc me cayó bien (y yo estaba de subidón después de ganar al F-Zero), así que le acompañé a mi despacho.
Cuando vio estantería de juegos de AES se quedó boquiabierto, pasmado. Su cuerpo temblaba e incluso aprecié que la frente se le humedecía. Miraba fijamente el Last Resort, de modo que lo tomé y se lo di.
- Eeeees el Last Resort? -dijo balbuceando-.
- Sí, el mismo.
- Ostia, aún me acuerdo del review de Hobbyconsolas. No puedo creer que lo tenga en mis manos ¿Cuánto vale?
- Depende, pero esta podría llegar a 500€ -dije, intentando calcular-.
- Siempre he soñado con esta consola, es tan increíble que cualquier otra de 16 bits queda en ridículo.
- No digas eso, lo hemos pasado en grande con la SNES.
- Sabes que no eso lo mismo -sentenció Cesc-.
Respiró hondo y se desplomó en el butacón que tengo en frente de la TV de tubo.
- No puedo permitírmelo, es demasiado caro. Ni tan siquiera puedo comprarme juegos de PS4 cuando salen. Me encantaría jugar a la Neo·Geo, sentir su poder. Es la reina de las consolas, es… algo inalcanzable.
Me senté a su lado y le puse una mano en el hombro.
- Puedes conseguirlo -dije, interrumpiéndolo-.
- ¿Cómo?
- No importa donde estés ahora. Lo que cobres ahora, lo que seas ahora. Lo importante es lo que te propongas ahora. Tus objetivos y cómo vas a alcanzarlos. No importa lo que hoy somos, importa lo que seremos el día de mañana. Lo que deseamos ser.
Él agachó la cabeza y se centró en el juego, meditabundo. Después de un largo silencio, por fin habló.
- ¿Esto es en realidad Neo·Geo AES, verdad? No se trata de una simple consola, ni de unos juegos. Es una filosofía de vida. Creo que lo estoy entendiendo.
- Exacto. Neo·Geo AES es en realidad una parte de todos nosotros. La que nos recuerda que podemos alcanzar metas que al principio nos parecen remotas, pero se acercan cada día gracias a nuestros pasos. Por eso es la mejor consola y sus juegos son mágicos. Porque es más que plástico y chips.
- Voy a acabar el MBA -dijo con decisión inusitada-. Y voy a marcarme unas metas a conseguir, tanto en la vida como en el coleccionismo. Quizá hasta algún día pueda tener una colección como la tuya.
Sonreí y cogí el new style que relucía -orgulloso- conectado a la AES.
- ¿Qué tal si jugamos? -dije-.
Él soltó una carcajada y nos abrazamos, felices. Pinché el Last Resort y seguimos con muchos otros esa noche. Fue una noche buena para recordar.